Pero yo tengo la absoluta seguridad
de no saber nada. 
Y la obcecada intención
de desentrañar este cuerpo
al que intento amar desesperadamente.

Y me considero, torpe, rusa, primitiva,
cuando me desespero y grito
que no recuerdo mi nombre.

Aunque no entiendas
que tengo la absoluta seguridad
de no saber nada.
Aunque tus ojos obcecados
intenten desentrañar esta vida
a la que intento amar desesperadamente.

Y no me consideres torpe
cuando el dolor me hunde,
y tengo la absoluta seguridad
de no entender nada.
Entonces jugamos.