Las ciudades invisibles


 

“ En Ersilia, para establecer las relaciones que rigen la vida
de la ciudad, los habitantes tienden hilos entre los ángulos de las
casas, blancos o negros o grises o blanquinegros, según indiquen
las relaciones de parentesco, intercambio, autoridad,
representación. Cuando los hilos son tantos que ya no se puede
pasar entre medio, los habitantes se marchan: las casas se
desmontan, quedan sólo los hilos y los soportes de los hilos.
Desde la cuesta de un monte, acampados con sus trastos, los
prófugos de Ersilia miran la maraña de los hilos tendidos y los
palos que se levantan en la llanura. Y aquello es todavía la ciudad
de Ersilia, ellos no son nada.
Vuelven a edificar Ersilia en otra parte. Tejen con los hilos
una figura similar que quisieran más complicada y al mismo
tiempo más regular que la otra. Después la abandonan y se
trasladan aún más lejos con sus casas.
Viajando así por el territorio de Ersilia encuentras las
ruinas de las ciudades abandonadas, sin los muros que no duran,
sin los huesos de los muertos que el viento hace rodar: telarañas de
relaciones intrincadas que buscan una forma”.
 


Italo Calvino